Apoyada en la ventana del lado izquierdo del aula, colocaba mis ojos en el papel a rayas verdes de la libreta de literatura. No tenía nada más que hacer y la maestra me había castigado en esa esquina. ¡Pero yo no merecía estar ahí clavada a modo de estaca arrojando mis pobres sentimientos de un lunes por la mañana!
He agotado mis palabras, mis fuerzas, mis pensamientos, mi voz y la tinta del bolígrafo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario